Un día la humanidad se despertó ante la posibilidad de que cualquiera fuera un terrorista, no tanto porque todos pusieran bombas, sino porque la definición cada vez era más amplia. “Por eso la lógica es: te vigilo, te controlo, te sigo, sé quién eres, sé qué haces, te obligo a identificarte en cada paso que das, elimino tus posibilidades de ser anónimo”, señala Beatriz Busaniche, activista de la libertad de expresión y miembro de la fundación argentina Vía Libre, en una contundente charla que dio en el Campus Party de Colombia donde advierte las amenazas que acechan la libertad de expresión hoy en internet. Y mientras funcionarios imputados por prender fuego a la madre de sus dos hijos andan en libertad y hablando por todos los medios locales, hay legisladores presentando proyectos de ley para que los delitos contra la propiedad intelectual no sean excarcelables, y en este complejo contexto donde el FBI podria meterse con empresas argentinas como Cuevana y Taringa , nos regimos por una ley de propiedad intelectual creada en 1933.
En mayo de 2011 los creadores de la red social mas importante de la Argentina, fueron multados y procesados por infringir esa ley del 33 que casi todos violamos a diario, y en el verano el cimbronazo a 150 millones de usuarios de megaupload llego a ser comparado con la quema de la biblioteca de Alejandria. Sin embargo es legal que 800 millones de usuarios de todo el mundo ya acordaron con Facebook ceder los derechos de todo lo que se comparta en esta plataforma para poder pertenecer a la red, y Google que hace rato filtra su información según lo que su algorritmo supone que nos interesa, ahora hará invisible el contenido que considere no tenga copyright.
