En diciembre compartimos una nota "Fuera de la caja" donde mostrábamos un debate respecto si los museos y las galerías habían fracasado o no en su rol de mostrar porque el arte es importante. Esta confrontación de ideas se realizo en la galería Saatchi en junio de 2011 organizado por Intelligence Squared (inteligencia al cuadrado), donde se pueden ver algunos de los curadores de arte y críticos más eminentes del mundo adoptando distintas posturas al respecto. Allí el escritor y conductor británico, Mathew Collings, en representación de Saatchi, defendía la labor que venían realizando los museos y las galerías de arte aduciendo que la neutralidad era su mayor virtud.



Al poco tiempo leo una nota publicado por The Guardian donde Saatchi llamó a la escena del arte actual soporífera, con curadores que no arriesgan y un público que no mira. Paradójicamente, el hombre mundialmente conocido por ser quien lanzó a la fama a Damien Hirst y sus tiburones en formol, se quejó de que en la actualidad, por temor a que se les diga que no tienen "buen ojo", los responsables de las exposiciones no eligen pinturas y sólo se vuelcan por el arte conceptual, porque es más complicado evaluar qué tan bueno es. También dijo que es muy simple deslegitimar a quienes critican a cualquiera de estas obras como "demasiado conservadores". Particularmente duro fue con los coleccionistas como él, a quienes llamó "vulgares" y "onanísticos". "Su placer no radica en mirar sus obras, sino en impresionar a sus amigos", sentenció, para añadir que están dominados por los dealers y que sólo compran arte cuando ya fue validado por otros.



Hoy, ese Charles Saatchi, que en el 2006 sacudió su entorno al lanzar dos comunidades virtuales, Your Gallery y StuArt, en donde los artistas pueden subir y comercializar sus obras en una gigantesca galería global, arremete con su nueva exposición Hello World! Or: How I Learned to Stop Listening and Love the Noise, del artista y científico norteamericano Christopher Baker. Desde el 3 de enero esta prestigiosa galería exhibe una  vídeo instalación de gran escala compuesta por casi 30,000 videos recopilados de diversas fuentes como Youtube, los cuales muestran a personas desconocidas emitiendo discursos de diferentes temas, desde espacios privados como sus habitaciones o salas de estar, a una audiencia imaginaria. Por una parte, Hello World! muestra la transformación de la intimidad en un ejercicio de dominio público al ser publicado y difundido a través de un medio de comunicación masiva como lo es el Internet; por otro lado, el proyecto es una reflexión en torno al estado actual de los medios de comunicación democráticos y participativos, y un acercamiento al deseo humano de ser escuchado. Con esta instalación, el artista crea un paisaje sonoro que retrata parte del imaginario cultural de la sociedad del siglo XXI, así como el impacto de los medios en las dinámicas de comunicación.


Creo que esta muestra, en un contexto donde leyes como SOPA están en la mira, donde el entorno cultural se divide entre defensores y detractores del derecho de autor, ser la primera galería en mostrar esta obra de Baker mashupeando el trabajo de miles de personas, poco y nada tiene de neutral. Me parece que la despierta postura de Saatchi muestra porque son pocas las galerías han logrado mostrar porque el arte importa. 


                                                                                                                                         Manuela Calvo

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